Tus pensamientos pueden afectar todas las funciones de tu cuerpo. ¿Alguna vez has estado en una situación de riesgo donde sentiste que tu corazón palpitó más rápido, tus ojos vieron mejor y de un momento a otro corriste como nunca habrías imaginado? Cuando estas en una situación de riesgo donde la rabia o el miedo te invaden, tu cuerpo activa el sistema HHA (Hipotalámico-Hipofisario-Adrenal) donde se liberan diferentes hormonas en secuencia para terminar produciendo adrenalina. La adrenalina produce varios cambios físicos en el cuerpo: aumenta la frecuencia cardiaca, contrae los vasos sanguíneos, dilata la vía respiratoria y dilata las pupilas. Entonces, ahora ya sabes porqué tu cuerpo reaccionó como lo hizo en la situación de riesgo.
Sin embargo, para que esto suceda no hay que estar físicamente en la situación de riesgo. Tu mente es tan poderosa que con tan solo imaginar la situación de riesgo, puedes activar el sistema HHA, teniendo como resultado final la producción de adrenalina es decir, se producen en ti los mismos cambios físicos.
Así mismo, hay otras ideas que también producen ciertos cambios. Por ejemplo, la preocupación constante produce cambios en el estomago ya que a través de un proceso muy parecido al del HHA se producen sustancias que afectan el proceso de digestión lo que puede llevar a producir gastritis y úlceras.
Las ideas con un fuerte componente emocional afectan la mente subconsciente ya que ésta es la mente de los sentimientos. Tan pronto aceptamos estas ideas, estas quedan latentes en el subconsciente y con el tiempo se pueden manifestar en cambios físicos negativos como enfermedades inmunes, migrañas, gastritis, ulceras y desordenes hormonales, entre otros.
Para cambiar estas reacciones corporales negativas, debes llegar a tu subconsciente para cambiar la idea detrás de la reacción negativa. Este lo puedes hacer a través de la hipnosis, auto-hipnosis o la autosugestión.