Cómo superar el miedo

Los seres humanos solo buscamos 2 cosas en la vida. Satisfacción o Dolor. Sí, estamos en un constante análisis de riesgo para tomar decisiones teniendo en cuenta si las cosas nos satisfacen o nos duelen.

Pero… entonces, ¿el miedo dónde está?

Bueno, el miedo es una conducta de protección. El miedo busca protegernos de cualquier cosa que nos pueda producir dolor. Es por eso, que cualquier cosa nueva a la que nos enfrentamos que pueda significar algún tipo de amenaza o riesgo, la mente automáticamente nos muestra el peor escenario con una serie de pensamientos negativos, y nos hace abstenernos de la decisión.

El problema, es que esto pasa la mayoría del tiempo… y hace que terminemos viviendo en una burbuja o zona de confort y no viviendo la vida como deberíamos.

Básicamente hay 3 cosas a las cuales les tenemos miedo y son las que hacen que no busquemos satisfacción ni que tomemos acción para lograr las cosas que sabemos que nos van a dar una mejor calidad de vida.

Paro eso, ¿no? Si sabemos que tenemos que hacer algunas cosas para tener una mejor calidad de vida, no las terminamos haciendo por miedo a que pase lo peor y no lo que realmente esperamos… ¿a qué jugamos?

Pues bien, las cosas a las que le podemos tener miedo que nos causan un dolor imaginario (que duele igual que el real) son:

Miedo a la pérdida.

Esto es tenerle miedo a salirnos de la zona de confort. Sí, esto es pensar que si aceptamos cambiar vamos a perder todas las cosas buenas que tenemos. Algo así como, no voy a ser emprendedor porque puedo perder toda la “seguridad” que tengo con mi trabajo actual o no quiero hacer dieta porque eso significa dejar de comer todos estos dulces que me encantan.

Cuando empiezas a mirar que es lo que vas a perder por tomar una decisión o cambiar en vez de mirar todo lo que vas a lograr, aprender y crecer por hacerlo… déjame decirte, el miedo te está ganando.

Miedo al proceso.

Este es el miedo al nuevo camino que vas a tomar. Algo así como, no quiero dejar de fumar porque va a ser muy difícil, porque cada vez que vaya a una fiesta me van a dar ganas y entonces no voy a poder, y me voy a amargar si fumo… y si no o no me quiero independizar porque entonces voy a tener que trabajar muchísimo más de lo que trabajo actualmente, y al principio voy a tener menos tiempo para ver televisión.

Pues sí, es normal que cuando tomas una decisión que implique un cambio entres en un proceso de crecimiento normal y de enfrentarte a cosas nuevas. Pero, ¿qué tal si en vez de mirar todo lo difícil del camino, miras todas las cosas que vas a aprender y que te van a poner un paso más cerca de lo que tú quieres? Sería mucho mejor, ¿no?

Miedo al resultado.

Esto es tenerle miedo al futuro, a como puedan salir de mal las cosas. Esto es cuando por tu cabeza pasa una idea con la siguiente pregunta ¿Y si después de todo ese esfuerzo, las cosas no salen como yo quiero? Y la respuesta es… Sí, sufriría mucho, entonces mejor no me arriesgo.

Déjame decirte algo, el futuro nunca lo vas a poder controlar. Si te quedas donde estás, las probabilidades que los cosas salgan como no quieres son las mismas… o de pronto son más altas, quién sabe! La incertidumbre por el control del futuro, se llama ansiedad. Entonces, si ya sabes que el futuro no lo puedes controlar, arriésgate y no te preocupes por él.

Pero, ¿qué hacer con todo esto?

Fácil, si ya sabes que tu enfoque está en que lo peor puede pasar, y tu miedo es que tu imaginación te controla. Ya puedes hacer algo al respecto. En este momento de la vida, la mayoría de los miedos son imaginarios. No vivimos en una era donde no podemos salir de una caverna porque un dinosaurio grandísimo nos va a comer.

Así que pregúntate realmente, ¿qué es lo peor que puede pasar? ¿A qué le tienes realmente miedo? Una vez respondas esto, vas a poder empezar a tener control de tus pensamientos y a darte cuenta que siempre vas a poder tomar una decisión y que a partir de hoy la puedes tomar pensando en buscar la mayor satisfacción posible y no en cómo evitar el dolor.

Así se superan los miedos!

Un saludo,

Jorge